DIARIO DE UN CANOERO
Remamos;
fuego en nuestros músculos,
sal en los ojos,
el viento en la proa,
y el sol en nuestra piel.
Nos quema y quema, hasta que no tenemos nada más para quemar.
Remamos y remamos hasta que no podemos remar más, y seguimos remando.
Remamos y remamos más allá del vigor de nuestros cuerpos, hasta remar solo con nuestros corazones.
Remamos y remamos más allá de la valentía de nuestros corazones, hasta que remamos solo con nuestras almas.
Remamos y remamos más allá del espíritu de nuestras almas, más allá de nosotros mismos, hasta que remamos solo el uno para el otro.
Cada movimiento es un instante de elección, una elección tras otra, trascendemos los límites de lo que era imposible apenas un movimiento atrás.
Uno no es el timonel durante 13 horas de la travesía.
Uno no es el timonel por 156 horas de entrenamiento.
Uno es timonel en momentos.
Uno es timonel el momento en que no puede ver la tierra y todavía elige un curso.
Uno es timonel cuando, a pesar del agotamiento absoluto, se mantiene en la línea contra la corriente.
Uno es timonel cuando no se tiene nada, pero todavía da; cuando encuentra la risa en las lágrimas, encuentra la alegría en el sufrimiento, encuentra la voluntad de perseverar cuando otros han perdido el corazón.
Remamos y remamos hasta que no podemos remar más, y seguimos remando.
Remamos y remamos más allá del vigor de nuestros cuerpos, hasta remar solo con nuestros corazones.
Remamos y remamos más allá de la valentía de nuestros corazones, hasta que remamos solo con nuestras almas.
Remamos y remamos más allá del espíritu de nuestras almas, más allá de nosotros mismos, hasta que remamos solo el uno para el otro.
Cada movimiento es un instante de elección, una elección tras otra, trascendemos los límites de lo que era imposible apenas un movimiento atrás.
Uno no es el timonel durante 13 horas de la travesía.
Uno no es el timonel por 156 horas de entrenamiento.
Uno es timonel en momentos.
Uno es timonel el momento en que no puede ver la tierra y todavía elige un curso.
Uno es timonel cuando, a pesar del agotamiento absoluto, se mantiene en la línea contra la corriente.
Uno es timonel cuando no se tiene nada, pero todavía da; cuando encuentra la risa en las lágrimas, encuentra la alegría en el sufrimiento, encuentra la voluntad de perseverar cuando otros han perdido el corazón.
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